A million faces pass my way {Libree}

La vuelta a Forks le había sentado muy bien, durante los últimos años se había pasado yendo detrás de los Cullen solo para no distanciarse de Nessie aunque pasaba temporadas en Forks no era lo mismo que volver a estar viviendo en su casa, ver todos los días a la manada y sus amigos. Esperaba que aquello durara bastante tiempo.
El primaveral tiempo dejaba paso a un deslumbrante sol en el cielo ocasionalmente en la ciudad, y en la reserva todos esperaban eso para ir a la playa y hacer algo de surf y bañarse. Eso era algo que también había echado mucho de menos, las playas de La Push. Por lo que en cuanto esa misma mañana Jake vio el cielo despejado y un sol radiante se dispusó a ir a First Beach con su tabla de surf. Llegó allí en un coche nuevo en el que había estado trabajando las últimas semanas. Cogió su tabla de surf y tras sacarse la ropa y quedarse en bañador, se lanzó a las tibias aguas del mar dispuesto a coger algunas olas.

El reciente encuentro con su amiga vampiro Raissa la ha dejado un poco descolocada. Tan sólo el echo de haberse escapado de su casa en aquella noche lluviosa, y que ni siquiera Jacob la hubiese percibido con su olfato, vagando por ahí y hablando con un vampiro desconocido para él, la alerta. Además, Edward tampoco la ha castigado, a pesar de que siempre repite la misma perorata "es peligroso que tú andes por ahí sola, con tantas cosas sueltas alrededor" Y blablablá.

Y la castaña quiere respuestas. Desde que han vuelto todos a Forks, las cosas se han tornado un tanto extrañas para ella. Tal vez hablar con Lya, la ayudaría. Pero está segura de que la pequeña licántropo no recordará ni su rostro.

Suspira entre dientes, en clara señal de frustación, mientras camina por la húmeda arena de la enorme playa de La Push. Ha hallado el camino directo del bosque que la lleva a desembocar en la zona más desierta del lugar, algo lejana a las casas de la reserva.

Las olas de ese día eran enormes, el mar embravecido las hacían aún mayores dándole alturas de hasta cinco metros. Y Jake no era el mejor de los surfista así que más de una vez acabó siendo tragado por las olas y hundiendose en el mar. Un rato más y cansado de tragar agua, decidió salir del agua. Caminó fuera del mar con la tabla bajo su brazo y todo mojado. Se revolvió el cabello como si de un perro se tratase.

Tomó la toalla que había dejado en su camioneta y se fue a sentar en la playa, con la tabla a un lado mientras que observaba a la nada, con expresión aburrida. Estuvo así hasta que un aroma le picó la nariz, un aroma dulce pero agradable no como el de los chupasangres. Era un aroma que a él personalmente le encantaba, el de su Nessie. Su mirada negra como el carbón la buscó, sin mucho éxito ya que aún parecía estar alejada de donde estaba. Él no se quedó quieto y fue en su busca, guiandose por el olor de ella.

Sus pies descalzos se hunden en la tibia arena mientras camina a paso lento, arrastrándolos. No tiene ganas de nada, sólo de saber. Aún no entiende porque los adultos de su familia se reunen fin de semana por medio, sin hijos. Ella sólo tiende a pensar en cosas pervertidas, que no cree que realmente hagan sus padres, ¿o sí? Mmh, mejor sacar aquello de su mente, antes de vomitar.

Su mirada se clava de repente en el horizonte, mientras ella detiene su paso. El sol brillante como él solo ya no está exáctamente arriba de Ness, sino a un lado. Comienza a atardecer, y será mejor que deje de vagar por allí si no quiere que la castiguen.

Sus pasos avanzaron rápidamente hacía donde proviene el aroma de Renesmee. Aún estaba mojado, ni se había parado a secarse antes ni nada. Luego de escasos minutos la vio, a unos cuantos metros de donde él, estaba de espaldas y caminana distraídamente como si estuviera dándole a vueltas algo. La conocía demasiado bien.

Se acercó a ella por detrás y sus manos fueron a su cintura, pillacánzola suavemente. - ¡bu! - Exclamó riendo, mirándola despreocupado. - ¿Qué haces aquí tan indefensa, Cullen? ¿No sabes que hay suelto un lobo y qué te puede comer? - Dijo empezando con sus habituales desvaríos.

Tan atenta como siempre, Nessie puede percibir que alguien se acerca a ella, a pesar de estar sumida en su mar de pensamientos absurdos. Y también puede saber con claridad quien demonios es la "persona" que cada vez está más cerca de su posición en la orilla.

Por lo que sólo finge -como muchas veces suele hacer- sorprenderse cuando la atacan por la espalda. - Demonios, Black - masculla, quejándose. Rueda los ojos, actriz. - ¿A tí que te importa lo que hago aquí? - inquiere, con su rostro firmemente tenso, frío. Puede resultar tan inesperada su reacción a veces. - No le tengo miedo a los perros, menos al que quiera comerme - añade, para luego sólo guiñarle un ojo, cría. Mierda, no puede ser dura con él.

Sabía que fingía, pero eso no le quitaba la diversión a aquello. Siempre era lo mismo, una y otra vez pero nunca se cansaba. La observó girarse para mirarlo y su cara fría e inexpresiva lo aturde por unos momentos. ¿Estaba enfadada? Si el estupido de su padre le había hecho algo se las iba a ver con él. Pero todo aquello se esfumó al verla sonreír y guiñarle un ojo.

- Mierda Ness, me lo creí. - Refunfuñó sin estar enfadado por su broma. La miró, sin quitar las manos de su cintura. - Bueno yo te advertí, luego no me vengas con lloriqueos de nenaaaa. - Le dijo, mirándola burlonamente. Tan solo buscaba molestarla un rato, algo común en él.

Deja los ojos en blanco cuando lo escucha decir aquello último. - Jamás tengo lloriqueos de nena - le recrimina, mirándolo acusadoramente. Le molesta demasiado que siempre la tomen como una niña. Ella se siente una mujer, y sabe que realmente lo es, a pesar de su corta edad y su velocidad de crecimiento. Ya no finge, a veces puede enfadarse de verdad.

Sólo quita la vista de Jacob para posarlos en sus brazos, ambos posicionados firmemente en su cintura. No se queja, pero si está enojada, tiene que hacerlo sentir. - Ya, ¿para qué me buscas si vas a tratarme así? - sólo quiere hacerlo sentirse mal, y que vuelva hacia atrás con sus palabras. Resulta jodida cuando se le antoja.

Esta vez sí consiguió molestarla, conocía muy bien sus gestos y sus caras y esa cara era de enfado. Suspiró, ahora se sentía mal y todo era porque ella sabía como manipularlo y hacerlo sentirse mal. Odiaba que hiciera eso pero no podía hacer nada en contra de sus sentimientos.

- Nessie, lo sientoo. - Le pidió disculpas, abrazándola contra su ardiente cuerpo y ardiente porque su temperatura siempre era muy cálida. - Sabes que solo bromeaba, solo quería molestarte un poquito. - Dijo, acariciando su espalda. - ¿Me perdonaas? - Le preguntó mirándola con cara de pena.

Ninguna facción de su rostro atina siquiera a ablandarse. Sólo se deja abrazar por él, pegándose a su pecho tibio, enorme, fuerte, terso, suave, perfecto.. y mejor dejar de pensar en eso, porque no podrá recobrar su conciencia y seguir enojada con él. Demonios, ¿por qué es tan débil? Hace un mohín, a sabiendas de que él no puede verla. No quiere que lo haga.

Eleva su mano izquierda, jugando en su piel con uno de sus finos y largos dedos, distraídamente. - Estás perdonado, Jake - murmura, en un leve susurro audible. - Pero si vuelves a decirme niña o algo parecido.. le diré a mi padre que te aleje de nosotros, ¿entendido? - las amenazas con Edward siempre funcionaban. O al menos eso cree ella.

Esperó su respuesta de forma impaciente, esperaba que realmente su enfado solo fuera pasajero. Tampoco había sido para tanto, solo le había dicho nena y todo era de broma. Algunas veces ese carácter tan endemoniado lo sacaba de sus casillas y más aún porque la hacía parecerse más a su padre, o al menos eso le parecía a a Jacob.

Sonrió cuando ella lo perdonó y su sonrisa se amplió cuando sus dedos acarician su piel de forma vaga. Pero cuando escuchó lo último su sonrisa se borró y en cambio, arrugó el ceño. No le gustaba que jugara con esas cosas, ella sabía que era lo más importante en su vida -era algo que no podía evitar- y aún así jugaba con eso como si se tratase de una simple tontería. Se separó de ella. - De acuerdo. - Respondió más frío.

Se mordisquea el labio inferior inconcientemente cuando él la aleja de si mismo. Pucherea apenas, dejando caer ambos brazos a un costado de su cuerpo. - No seas tonto, Jake - murmura con suavidad, puede decirse que hasta hay dulzura en su voz. - No podría hacer que te alejen de mi - añade, con una pequeña sonrisa que ilumina su pálido rostro.

Es demasiado sincera en lo que acaba de decir, y le hace mal. Sabe que él no ha elegido estar con ella, sabe que prácticamente es una obligación, y algo que siempre ha odiadio. Y le duele demasiado aquello. Jamás lo ha dicho en voz alta ni piensa hacerlo, pero aquellos pensamientos vienen a su mente cuando menos lo espera, haciendo que su ánimo decaiga.

Sí, sus palabras lo habían herido pero al igual que le habían hecho daño, podían hacerlo sentir mejor. Y es que no podía estar mucho tiempo enfadado con Nessie por mucho que quisiera estarlo. Suspiró y la miró con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios.

- Te adoro, ¿sabes? - Dijo, volviendo a abrazarla con sus fuertes brazos. Besó su cabello, intentando así olvidarse de aquel momento tan tenso. - Dime, ¿qué haces por aquí sola? - Le preguntó para cambiar de tema.

Pasa por alto su "te adoro", sólo porque a veces no sabe qué demonios decir ante eso. Se mordisquea el labio inferior, mientras nuevamente es llevada a su pecho, por sus fuertes brazos. No se queja, es más, le agrada.

Se encoge de hombros ante su pregunta. Ni ella sabe exáctamente qué hace por allí. - Sólo salí a caminar un rato - murmura, evitando decir por qué ha elegido ese lugar. - ¿Tú qué hacías? - aunque su cuestión es algo ridícula. Él vive allí.